La batalla de Alarcos fue una batalla librada junto al castillo
de Alarcos, cerca de Ciudad Real, el 19 de julio de 1195, entre las
tropas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades, saldándose con la
derrota de los cristianos, la cual desestabilizó por completo al reino
de Castilla y frenó todo intento de reconquista hasta la batalla de Las
Navas de Tolosa.