Alfonso IX, accedió al reino de León tras la muerte de su padre
en 1188, reinando hasta su muerte en 1230. No obstante el acceso a la
corona no estuvo exento de dificultades, ya que su madrastra y su
hermanastro le disputaron la corona. Para afianzar su poder, Alfonso IX
convocó la curia regia, con la asistencia de los obispos y nobles,
invitando también a representantes de las ciudades, lo que se considera
el origen del parlamentarismo.
Su reinado se vio
envuelto en continuos enfrentamientos con el reino castellano, llegando
a aliarse con los almohades frente a Castilla y no participando en la
victoria cristiana de las Navas de Tolosa.
Contrajo matrimonio con su prima Teresa de Portugal en 1191 primero, y
con su sobrina Berenguela de Castilla en 1197, buscando alianzas y la
consolidación de su poder. Sin embargo sus matrimonios, de los que tuvo
hijos, fueron anulados por el Papa, debido a la consanguinidad de los
cónyuges.
Llevó a cabo también varias campañas contra los árabes,
recuperando Extremadura (Mérida, en 1229, y Cáceres y Badajoz en 1230).
Muere en 1230, dejando el reino a las hijas habidas de su primer
matrimonio con Teresa de Portugal, sin embargo, será su hijo Fernando
III, habido con Berenguela de Castilla, el que se hará finalmente con
el control del reino, dado su mayor poder, ya que ya era rey de
Castilla tras haber recibido de su madre ese reino a la muerte de su
hermano Enrique I. Esta es la última unión de Castilla y León y el
reino ya no volverá a dividirse.
Destaca,
durante el reinado de Alfonso IX, la fundación, en 1219, de la
Universidad de Salamanca, que se convertirá con el tiempo, en el
principal centro académico peninsular.