Alfonso I, apodado el Batallador reinó en Aragón y Navarra de 1104 a
1134. En 1109, al poco de acceder al trono, se casó con Urraca, hija
del rey castellano Alfonso VI y heredera al trono de Castilla, buscando
una alianza entre Castilla y Aragón, pero los nobles castellanos y
aragoneses recelaban de esta posible unión, a la vez que Urraca,
anteponía los derechos de su hijo Alfonso, habido en su matrimonio
anterior con Raimundo de Borgoña. Al final, Alfonso, el hijo de Urraca
se convertiría en rey de Castilla y León, con el nombre de Alfonso VII.
Las disputas territoriales en la zona fronteriza entre Castilla y
Aragón se resolvieron en 1127 mediante las paces de Támara.
Respecto a su avance reconquistador, conquistó Zaragoza (1118) y otrs
importantes localidades del valle del Ebro (Tudela, Tarazona, Borja,
Calatayud).
Muere en 1134, sin descendencia,
dejando el reino, según se testamento, en manos de las órdenes
militares. Sin embargo los nobles no aceptaron esta situación nombrando
rey a Ramiro II, que tuvo que abandonar el monasterio, ya que era
monje, para hacerse cargo del reino de Aragón, mientras que el reino de
Navarra quedaba en manos de García Ramírez, hijo del infante Don
Ramiro. Se volvían así a separar Navarra y Aragón.